En las últimas elecciones
autonómicas andaluzas ha vuelto a funcionar el cedazo, criba, cernedor o
zaranda, que el Pueblo andaluz emplea para separar la arena fina de la gruesa.
Esto se ha traducido en que Arenas no es el presidente de la Junta de Andalucía,
ni el brazo canalizador de las políticas de la Derecha en el Estado. Izquierda
Unida y el Partido Socialista han evitado un azul intenso en España y
posibilitado que el monocolor se transforme en variedad de colores. La crisis
impedirá, con toda seguridad, que las políticas de izquierda en Andalucía sean
lo brillantes que deseamos, pero marcará la diferencia con el omnímodo poder
del PP en el Estado.
La Derecha está unida desde hace
años, tanto para acceder al gobierno como para atacar a la Izquierda. Dentro,
la Derecha sufre batallas muy fuertes, como en algunas ocasiones hemos podido
contemplar desde fuera todos los ciudadanos y ciudadanas. Pero la Derecha tiene
un brazo ejecutor, tiene una jerarquía que no precisa suavizar sus actuaciones
por seguir formas democráticas. La Izquierda, en cambio, es más crítica consigo
misma. Dentro de un mismo Partido se producen corrientes de opinión que no
tienen lugar en la Derecha; pero eso no es impedimento para que existan los
partidos y lleven a cabo proyectos de partido, apoyados por todos los militantes
y en los que siempre se respeta la decisión de la mayoría.
Izquierda Unida es una coalición
de partidos de Izquierda. A la vista está que no es que haya corrientes que se
puedan enfrentar, sino que hay fuerzas políticas en la coalición que mantienen
criterios diferentes, o diferenciados, de otras fuerzas políticas. Pero existe
Izquierda Unida, elabora sus programas políticos y lleva a cabo una acción y
una actuación como coalición, imperando ya las siglas de la coalición sobre la
de las fuerzas políticas que la integran.
Polémicas aparte, la decisión
mayoritaria en el seno de IU en relación con la formación de un gobierno de
coalición con el PSOE, en la Junta de Andalucía, es un acierto. Sin dudas. La
Izquierda debe unirse porque la Derecha española tiene unos objetivos tan
claros como los que se desprenden de todas las reformas que se están
produciendo desde que el PP copa la mayoría absoluta en las cámaras estatales.
Las reformas son claramente ideológicas, aunque se excusen en la necesidad de
ahorrar costes. Y, además, a la Derecha, una vez logrado el timón del gobierno,
no le atan programas electorales; no se sienten comprometidos con el Pueblo.
La Izquierda, pese a los errores
y fatalidades que se han ido produciendo, sí se encuentra comprometida con la
Ciudadanía, y con la protección del más débil. Son el “ADN” de la Izquierda y
razón de sobra para que se unan las fuerzas de Izquierda. Se está haciendo muy
bien para la formación del gobierno de la Junta de Andalucía y se debería
seguir haciendo muy bien en cualquier otro gobierno. No sólo en el de la Junta
de Extremadura, también en tantos ayuntamientos en los que ninguna de las fuerzas
de Izquierda tenga la mayoría absoluta, incluso aunque alguna de ellas tuviera
dicha mayoría.
Las continuas llamadas desde el
Grupo Socialista del Ayuntamiento de Valencina a IU para que se forme un
gobierno estable, máxime en los actuales tiempos de crisis y con proyectos muy
importantes que deberían salir adelante en el presente mandato, deberían
concretarse en un acuerdo similar al alcanzado por ambas fuerzas políticas en
la Junta de Andalucía.
No desde el Grupo municipal
Socialista, sino desde la Agrupación Socialista en su conjunto, se entiende
llegada una nueva oportunidad para un mayor entendimiento entre IU y el PSOE,
sin miradas retrospectivas ni prejuicios. Como referencia ha de tomarse el acuerdo
entre PSOE e IU en la Junta de Andalucía y, a partir de esas conversaciones que
podría haber, bien en sedes locales, bien a nivel de toda Andalucía, conformar
la unión de izquierdas, siquiera como defensa ante la unión de derechas.